Buen sabor de boca

Hacía tiempo que fuí y tiempo que deseaba volver. Mi retorno aún fué muchísimo mejor que la primera vez. Nuestro anfitrión el señor mushen muy amable y atento como siempre y su mujer Cristina más cariñosa y servicial.
El lugar es maravilloso y las vistas espectaculares. Cenamos pronto para poder deleitarnos desde los ventanales de las maravillosas vistas del mar y el peñon.
La decoración del local, tal y como la recordaba. Con sus toques árabes y con detalles de calidad como son mantelerías de hilo, silla tapizadas, salvaplatos de plata, candelabros, buena cristalería y cubertería...
La cena estaba llena de platos sugerentes y sabrosos. De por sí todo estaba bueno y te sugería saborearlo para extraer todos los matices, pero Cristina aún nos ayudaba con consejos de como maridar los entrantes con las salsas para aprovecharlo aún más.
Tomamos un vino libanés llamado shara que nos gustó y que nos ayudó a disfrutar más de la cena. Este vino tiene las suficientes cualidades para poder soportar toda la variedad de sabores. El emplatado de los alimentos maravillo, el pan recien horneado y todo leno de detallitos que hacen que te des cuenta de que elaboran y ponen empeño.
Por último los postres que me resultó muy bueno, té y copa de arrak.
Al final te gastas un dinerillo, pero yo salí contento.

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