La sala del restaurante es la prolongación de un largo mostrador de una panaderia donde se exponen una buena variedad de panes artesanos elaborados con masa madre, esta sala era utilizada hasta hace poco más de cuatro meses como cafeteria para desayunos y meriendas. Con la llegada del joven cocinero Julen Bergantiños que se ha afincado en esta población después de pasar por las cocinas de Mina, El Celler de Can Roca, Can Jubany, Louis 1856 estas mesas de la cafeteria se reconvierten en mesas de restaurante a la hora del almuerzo, abre solo en horario diurno. Local muy amplio y con una enorme cristalera con vistas a una zona de juegos infantiles, realmente el protagonismo del local es para la panaderia, siete mesas para dos comensales excesivamente pequeñas puesto que supongo que inicialmente no estaban pensadas para ser utilizaas como mesas de restaurante, y excesivamente juntas, la distancia entre mesas no es mayor de 60 centímetros, sobre la mesas desnudas unos tacos circulares de madera como posaplatos.
Carta muy corta apostando por los productos de temporada y de proximidad con indicación de la procedencia y distancia kilométrica desde el productor al restaurante del producto principal de cada plato.
Compartimos una buena coca de escalivada con bacalao ahumado y como plato principal arroz de Pals con butifarra negra y seiponets arroz muy gustoso, quizá un punto demasiado subido de sabor para nuestro gusto debido posiblemente al fondo utilizado y la butifarra que potencia más el sabor, Julen nos pesentó el arroz en la cazuela y nos lo sirvieron emplatado después de dejarlo reposar durante unos minutos.
Excelente el pan elaborado con masa madre como no podía ser de otra manera por tratarse de la singularidad del local.
Una botella de vino blanco Margaritas de la DO Conca de Barberá elaborado con uvas de la variedad Muscat, tuvimos que colocar la cubitera en la estanteria que teníamos al costado ante la imposibilidad de tenerla sobre la mesa debido a las escasas dimensiones de la misma. El servicio consistió en el descorche y primer servicio, no nos ofrecieron catarlo y como anécdota comentar que la camarera fué incapaz de descorchar la botella en la mesa y tuvo que recurrir a la ayuda de alguien en cocina.
Servicio falto de experiencia para un resturante aunque con voluntad, hay que darle tiempo a que vaya desenvolviendose en esta nueva ocupación
Dos cafés.