Típico atípico

Es costumbre de algunos miembros de la peña gastronómica Los Restauranteros adelantar un poco el comienzo de nuestros encuentros y reunirnos ya el viernes a mediodía para comer y no esperar al acto inicial nocturno para vernos y comenzar a disfrutar. La ciudad elegida parar onceavo encuentro era Gijón y, ante la magnitud y relevancia de los actos oficiales programados por nuestro presidente Isaac Agüero de los que iremos dando cuenta paulatinamente, decidimos sentarnos en un local de comida tradicional, sin pretensión alguna, pero con el más que atractivo aliciente de disfrutar de unos buenos vinos.

La sidrería “Las rías bajas” es un modesto bar-restaurante de gente sencilla que gusta disfrutar de unas sidrinas, unas generosas raciones, un aperitivo o un simple café a media mañana. ¿Qué es lo que nos llevó justamente hasta allí? Pues el consejo de un amigo de Óscar que sabe de nuestro interés por el mundo del vino. Y es que, tras la barra de las Rías Bajas, oficia el bueno de Felipe, un joven que ha aprovisionado el bar de grandes y diversos vinos. Prácticamente todos ellos se pueden pedir a copas y eso es un inmenso privilegio para los gijoneses y quienes visitan la ciudad. Ya antes de tomar asiento en la mesa estuvimos tomando algunos de ellos en la barra. Buenos blancos y tintos. Una vez en ella, confeccionamos nuestra comanda. Todo al centro de la mesa, para compartir (entre nueve comensales):

- Tabla de quesos: Otro de los tesoros escondidos de esta casa. Nos comenta Felipe que suele tener unas 25 referencias de quesos. Nos preparó una selección con ocho de ellos: Cueva Llonín (Asturias), Langres (Francia), Saint Maure (Francia), Dehesa La Granja (Zamora), Comté (Francia), Montagnolo (Alemania), La Peral (Asturias) y Gorgonzola (Italia). Al llegar a la mesa, nos explica brevemente su proceso de elaboración y nos da acertados consejos sobre el orden en que degustarlos. Se acompañaron de unas tostadas, un pan bien rico y dos confituras: una de chile habanero y otra de vino tinto de mencía. Muy ricos todos ellos.

- Pulpo: Correcto. Bien guisado, quedó tierno y con acertado aliño de aceite y pimentón.

- Oreja: Guisada, pero con un agradable toque crujiente. Rico su sabor.

- Hígado encebollado: Especialmente rico. Me gustó mucho. En mi tierra normalmente se cocina a la plancha y en finas lonchas con un alto riesgo que quede reseco. Éste estaba muy muy bueno.

- Cachopo de jamón y queso: Pedimos cachopo por la tipicidad del mismo y por estar en Asturias. Tal vez deberíamos haber pedido otras carnes que estaban en la carta. No estaba malo, ni mucho menos, pero no es un plato que aporte mucho interés gastronómicamente hablando.

- Cachopo con cecina y queso de rulo de cabra: Más rico que el anterior. Gustó más. Este queso, al fundirse, facilita mucho más la ingesta de la carne de ternera.

- Tortos: Desconocía este plato. Se trata de una especie de tortas cocas hechas con harina de maíz y con condumios variados sobre ellas: morcilla, picadillo y chorizo, si no recuerdo mal. No me entusiasmaron. El grosor de las mismas es considerable, a diferencia de los tacos o “les coques de dacsa” de mi tierra y quedan bastante duras, cosa que se evidenció a la hora de cortarlas para repartirlas entre todos. ¡Qué difícil!

- Postres variados: Había algún flan, tarta de queso y alguno más. Bien, sin más.

Para beber, Felipe nos fue sacando algunas botellas por su singularidad o por qué les gustan especialmente a él. Tomamos Sidra el Carrascu, Corta y Raspa (un vino sobre tablas de la zona de Jerez), Clos de la Roilette (AOC Fleurie) y Ultreia 2015 (DO Bierzo). Algunos de los comensales aportaron sus propias botellas para el disfrute de todos: una de Dorado (verdejo), una de Pícaro del águila (rosado – DO Ribera del Duero) y  una Le Quarts de Chaume (Chenín blanc – Loira). Cambio de copas constante y servicio impecable.

Agradecer a Felipe su extraordinaria acogida, su buen carácter y sus dotes de buen conversador. No es fácil apostar en una ciudad relativamente pequeña por una oferta tan amplia de quesos y vinos y ello le hace admirable y digno de todo nuestro respeto y reconocimiento. ¡Adelante!

  1. #1

    oscar4435

    Pero no me digas que no probaste esas croquetas , estaban muy ricas.

  2. #2

    Antoni_Alicante

    en respuesta a oscar4435
    Ver mensaje de oscar4435

    ¡Ostras! No lo recordaba. Cierto: riquísimas.

  3. #3

    JoseRuiz

    Menudo Flash que nos llevamos al entrar... Jejeje

    Pero he de decir que si, en la cocina elaboran cosas ricas como la salsa de la oreja y especialmente las croquetas de jamón que has olvidado mencionar :-) Como plus para los queseros esa oferta de quesos amplia y bien seleccionada impensable en un local así. Al igual que tampoco corresponde la oferta de vinos, que ya quisieran para si otros restaurantes de mayor postín.

    Si alguien quiere disfrutar en Gijón de vinos y quesos, éste es su sitio, sin duda.

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