Producto, producto y producto. ¡Ah! y producto.

Carta basada en un género de primera calidad, sin ninguna complicación, y sin buscar experimentos que puedan estropearlo, la plancha, la parrilla y el horno casi monopolizan la carta, y apenas un par de salsas la salpican, si es lo que buscas puedes disfrutarlo y mucho, como era en esta ocasión lo que más me llamaba, pues éso, a disfrutar como un enano.

Servicio atento y educado, local confortable, no destaca ni positiva ni negativamente, digamos que está a la altura de un sitio con cierta clase. La cocina/parrilla se encuentra en el centro de la sala, dándole protagonismo a la misma, y resultando bastante acogedor en conjunto.

Primeros a compartir a base de cogollos con ventresca bastante ricos, unas vieiras con ibérico a la plancha y salsa de salmorejo (en realidad era más bien gazpacho) bien conseguidas, y unos segundo entre los que pude probar unos chipironcitos (pero itos, itos) a la plancha muy ricos, y un taco de atún rojo a la parrilla excepcional y en su punto. Junto con una botella de Casalobos 2004, agua, un par de postres a compartir, sin café. 170 € de 4, digamos un precio justo y adecuado. Si hubiese que sacarle algún pero, la carta de vinos es demasiado simple (que no mala), con referencias demasiado comunes, y creí ver demasiado segundo a compartir, lo que limita bastante la libertad de elección, auqneu quizás el tipo de comida es lo que pide.

Resumiendo un restaurante correcto en todos los aspectos, y que se puede recomendar sin que pueda dejarte en mal lugar

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