Platos algo contenidos, precio algo expansivo

Da gusto escaparse a St. Pau d'Ordal, coqueto y diminuto pueblecito asentado en un hermoso rincón del Penedés con 3 restaurantes (Cal Saldoni, Cal Xim y Cal Pere del Maset), que han sido capaces de generar hábito en clientes que se desplazan a ellos desde las comarcas limítrofes y Barcelona principalmente.

Cal Pere del Maset hace ya unos lustros que siguió la estela de sus directos competidores: más elegancia en sus salones, carta más refinada, y en consecuencia precios bastante más altos. Recuerdo que a principios de los noventa era un lugar con un comedor más austero, y donde nos escapábamos a comer calçots, alcachofas a la brasa, patatas al caliu, y redondear con una costillada al sarmiento, pero ahora la foto es otra.

Cuentan con una espléndida carta de vinos de unas 400 referencias presentadas en un elegante libro que bien podría enmarcar las fotos de una boda de alto copete. En este caso y al comer solo, me decanté por una media botella de Albet i Noya Finca la Milana (Afamada bodega ubicada poco antes de la entrada al pueblo). Recomendable, con carácter propio y una muy buena entrada en boca.

De primero pedí unos canelones rustidos, para mi gusto demasiado suaves (casi de hospital), ya que cuando me imagino un plato de estas características, pienso en un sabor algo más potente y marcado, e incluso algo licoroso. Hubiera agradecido también un gratinado más hecho.

De segundo me decanté por unas costillas y chuletillas de cabrito que presentaron escoltadas por unas patatas fritas y unas rodajas de calabacín en tempura. La carne estaba deliciosa pero escasa y las patatas mediocres (no puedo entender porqué hay cada vez más restaurantes que han dejado de respetar tan maravilloso ingrediente).

Teniendo en cuenta que acabé con un café y que no pedí postre, considero que es el típico restaurante donde la carta no justifica su precio, para mi gusto algo más alto de lo que le corresponde, ahora bien si los comparas con otros restaurantes de la misma liga en la gran urbe, tampoco se salen de la media.

Quizás el tirón del pueblecito y una escapada de fin de semana presentan un gran aval tanto para ellos, como para los otros 2 restaurantes de la villa.

Por cierto, el servicio muy atento, las cosas como son.

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