Buen restaurante, mal comedor

Como no había mesa en terraza (¿crisis?) nos ofrecieron una mesa dentro, y confiando en mi buena estrella acudí en la confianza que dada la hora y horarios de cena de los turistas (craso error porque los guiris no gastan de estos productos) tendría sitio en terraza. Los que tenían pinta de mandar tampoco hicieron por agradar en este sentido y el resultado fue que no estuve a gusto en un sitio donde la cocina es notable. La puerta del restaurante abierta y una mala refrigeración de dos aparatos que no funcionaban como es debido hicieron que hasta tuviera que salir en tres ocasiones a buscar el aire que dentro faltaba. Así es que con el último bocado de las gambas tomamos las de Villadiego (quizás soy intransigente, pero cuando pagas precio de restaurante no barato por un aperitivo largo, hay cosas que no deben suceder). Tomamos una correcta (pero sosaina) ensalada de garbanzos con gambas (15,80 €, y los garbanzos no eran de Fuentesaúco), otra de mejillones (13,50 €); media de ortigas (10 € y bastante peores que las del Café Balear); una sepia igualmente recomendada con intensidad (13,50 €) pero sin que sea destacable; unas buenas gambas de Menorca (30 € de vellón) y se olvidaron de consignar, según veo, unos muy correctos pimientos de Padrón (alguno picante, como me gustan). 3,00 € de vermouth rojo, 3,00 de una sin alcohol y 14 € por media de Valdamor Abariño. Consultado el precio de la caldereta de langosta es mejor que te inviten. Le daremos otra oportunidad cuando la terraza "esté operativa". Nada de postres por lo ya dicho

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