Para disfrutarlo intensamente y recrearse en cada sorbo.
Estamos en casa de mi madre y nos saca por sorpresa una botellita de este brandy para la sobremesa con el café. Debe tener unos 8 o 9 años guardadita en el armario sino más. Nos servimos una copita en un vaso corto con forma de copa de brandy pero sin pie. Le ponemos un cubito durante 30 segundos para que se atempere y lo sacamos rápidamente después de alcanzar unos 11°C.
VISUAL: Posee un bonito color yodado de intensidad media, cristalino y con reflejos cobrizos. Lágrima densa, lenta y transparente (92).
OLFATIVA: En nariz asoman en primer término aromas dulzones de caramelo quemado y uvas pasas, intensos. Enseguida aparecen agradables notas especiadas de canela y vainilla, de almendras garrapiñadas y avellanas tostadas, incluso un toque de regaliz. De fondo se entremezclan con el resto los apuntes amaderados, licorosos y ajerezados de grandísima calidad. Un bouquet elegante donde los haya, de intensidad media-alta aunque no excesivamente complejo (89).
GUSTATIVA: En boca resulta cremoso, amplio y de cierta tanicidad. El alcohol, muy bien integrado, se aprecia al rato. En retronasal asoman aromas a vino de Jerez y notas de caramelo. Post-gusto ligeramente amargo con recuerdos de uvas pasas y con bastante madera lo cual le dota de un portentoso carácter además bastante persistente (unos tres minutos y 20 segundos). Un brandy de los que ha mantenido toda la vida un nivel sobresaliente (91).
La RCP es probablemente de las mejores del mercado en brandys. Cuesta poco más de 10 euros la botella, increíble.
MARIDAJE: Como ya comenté nos lo tomamos en la sobremesa, después del café y durante una charla encantadora entre familia. Perfecto para alargarlo y saborearlo sin prisas, para disfrutarlo intensamente y recrearse en cada sorbo.
Salud-os!!
