Instalaciones de sultán con personal poco cualificado

Alojarse el La Mamounia, es un verdadero privilegio. Hemos estado este Puente, un grupo de siete personas. El hotel es espectacular: artesonados en todos los techos, yeserías pintadas a mano, paredes estucadas, lámparas espectaculares, una iluminación prácticamente perfecta y personal uniformado de "Las Mil y Una Noches". Desde el "check in" sabes que acabas de entrar en un lugar muy especial, ya que éste se realiza sentado en un lujoso sofá, mientras te sirven dátiles y leche de almendras.
Las habitaciones son efectivamente muy bonitas, perfectamente cuidadas, en la línea de todo el hotel, con azulejos de teselas pintadas a mano en el suelo, sedas, artesonados en el techo, etc. La cama es una de las mejores en las que he dormido en mi vida; el baño bien equipado, pero a diferencia del comentario anterior, creo que le faltaba presión a la ducha.
El buffet del desayuno en la piscina, es una experiencia en sí misma; boyería francesa, quesos, zumos de todo tipo, frutas, pasteles, bizcochos, ahumados y una larga lista de delicias a cual mejor.
La piscina climatizada es la más bonita que he visto hasta el momento, ya que te bañas bajo una estructura de madera policromada absolutamente espectacular.
La piscina exterior también está climatizada y te permite bañarte en pleno mes de noviembre. Las tumbonas y las toallas son magníficas.
Sin embargo, lejos de no recomendar este hotel , pues alojarse unos días es una experiencia casi mística, sí le pongo un grandísimo pero a la profesionalidad del personal: entran cuarenta veces en la habitación estando tú dentro, no te recogen en horas las cáscaras de fruta, y tienen una actitud de auténtica soberbia ante cualquier objeción. La primera habitación que nos dieron a mi mujer y a mi, apestaba. El olor era nauseabundo, y en lugar de pedirnos disculpas, y cambiárnosla rápidamente, nos enviaron a un chico de mantenimiento con un spray. Después de varias discusiones con diferentes empleados del hotel, y previa carta al director, nos pidieron disculpas, y nos alojaron en otra en la que el aire era respirable. Creo que aunque hay hordas de empleados, no tienen la profesionalidad de cualquier hotel de similares características en Europa o Asia. No es cuestión de cantidad de personal, sino de educación y trato.
En cualquier caso repetiría sin duda, y si es dentro de unos años, mejor, pues tal vez para entonces, todos estos empleados locales con muy poca experiencia hayan aprendido que al cliente se le cuida, y no se le contesta de manera tan chulesca, cuando simpemente te pide más hielo en una Coca-Cola.

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