Sorpresa frutal.

Lo primero que tengo que indicar es que este vino no tiene crianza o por lo que yo entiendo por crianza, que en mi modesto entender, es estar en contacto con madera durante un determinado tiempo. ¿Podemos considerar a la terracota como madera?. Yo que creo que una cosa es el barro y otra la madera.
Es un vino encerrado en una botella borgoñona que está vestida con una etiqueta que más bien parece una contraetiqueta.
A la vista un color rojo picota de capa media alta. Limpio y brillante. Gruesa, densa y lenta lágrima en su deslizamiento por el cáliz de la copa a la que tinta. Menisco granatoso.
En nariz abundantes frutas rojas y leves negras del bosque en sazón. Tales como cerezas y arándanos.
En boca está fresco, con abundante carga frutal, pues resurgen con fuerza las frutas percibidas en la fase olfativa. Domado, elegante y con volumen. Ligero monte bajo que no desentona. Muy agradable, fresco y frutal paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,15 minutos.

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