Durante los últimos 4 años Ana y yo hemos acudido a algunos de los más relevantes restaurantes de este país, la mayoría de ellos de la zona centro. En VEREMA están comentadas muchas de estas visitas, otras, por no haber obtenido el resultado esperado (incluidos nombres relevantes) esperan una segunda revisión… Llegados a este punto, y después de más de 11 meses de espera, en una fría y maravillosa mañana en la ciudad de Girona, nos encontramos ante la puerta de EL CELLER DE CAN ROCA.
Mientras nos hacemos las fotos de rigor delante del letrero que anuncia del nombre del mejor restaurante del planeta, los nervios nos devoran por dentro, ¿seremos capaces de entender lo que nos espera?, ¿cuándo salgamos por esa misma puerta 6 horas después habrá valido la pena la espera…? Joan Roca nos confirmará más tarde que efectivamente las expectativas generadas son un factor difícil de controlar.
Nos hemos presentado con veinte minutos de antelación con la intención de rebajar la tensión con una cerveza en la terraza, pero a excepción de un grupo de 8 amigos de Girona que tratan de calentarse al sol no divisamos ni aparece nadie. Como parece que no va a ocurrir nada…, nos decidamos a entrar.
Tras la puerta se nos da la bienvenida, son tal los nervios que apenas soy consciente de saber lo que ocurre a mi alrededor, sólo recuerdo ser dirigido rápidamente hacía nuestra mesa. Me sorprende el silencio que hay en la sala, somos la tercera mesa en ser ocupada (seremos de los últimos en levantarnos, y por supuesto, los últimos en salir del restaurante), la calma es apenas rota por los constantes movimientos del equipo de sala que calienta motores para la que se les/nos avecina.
Llegan las primeras atenciones, se nos pregunta por el idioma a utilizar: catalán, francés, inglés, castellano… ¿Dudas sobre el menú elegido…? Ninguna, venimos a por todas. Mientras todo esto ocurre se nos ofrece un magnifico cava, que es rellenado sin necesidad de que sea requerido (Albert i Noya Cava El Celler Brut).
Nos interesamos especialmente por la elección de los vinos, por primera vez en estos 4 años hemos decidido recurrir a la selección elaborada por Josep Roca, no obstante, manifiesto mi preocupación por el elevado número de vinos blancos del maridaje, mis dudas son derribadas cuando nos informan de la especial sorpresa que Josep tiene prevista para ese día en forma de vino tinto. –No sabemos cómo se le ha ocurrido– Nos dicen no sin reservas: VIÑA POMAL 1985 (Gran Reserva), un vino de colección que no se encuentra!!! No hay ninguna duda: recurriremos al maridaje.
A título informativo el maridaje está formado por: Improvisació 11 (Penedes), Joh. Jos. Prüm Kabinet 09 (Mosel-Saar-Ruwer), Kastanienbusch Rebholz 07 (Pfalz), Matassa 11 (Pays des Cotes Catalanes), Equipo Navazos 44 Flower Power (Jerez), Viña Tondonia 98 (Rioja), Las Umbrias 11 (Madrid), Coll de Sabater 06 (Conca de Barberá), Viña Pomal 85 (Rioja), Sake Katsuyama Gozenshu Gen, Malus Mama 09 (Astigarraga) y Abocado 97 Lustau (Jerez).
Solucionado el problema con el vino y templados los nervios gracias al cava…, comienza el FESTIVAL:
Empecemos por el final: “Lo importante no son los premios, solo queremos hacer bien nuestro trabajo” con estas palabras Joan Roca te agradece tu presencia al final de la visita. ¿Cómo encajar está declaración de principios tan sencilla cuando te acabas de llevar un revolcón del que todavía no eres ni consiente?
Puede que se deba a la proximidad de todo el equipo en sala durante toda la velada, mis amigos saben que repito en exceso el término “espectacular”, con una sonrisa parte del equipo se adelantan a mis comentarios.
Otros pueden pensar que es por la visión sobrecogedora del edificio, con el paso de los días te das cuenta de su importancia, siendo sin duda parte fundamental del equipo. Espectacular trabajo de diseño.
También por la facilidad de adaptar los gustos de los clientes, como cuando uno se pone pesado con las preferencias por el vino tinto, y te proponen cambiar un blanco por un Marcel Lapierre 11 (Beaujolais francés), todo un detalle.
Por las reiteradas (pero necesarias en mi caso) explicaciones de las distintas composiciones.
Por la sonrisa aquiescente de Josep Roca escuchando día tras días los mismos comentarios.
Porque no: por la cristalería y la vajilla, de la cubertería ni hablamos.
Por las distintas explicaciones por el origen de los vinos y bodegas, todo el equipo parece tener un conocimiento absoluto en la materia, y de paso, por pasar sin querer por la mesa y rellenarte la copa de vino, o por no hablar de disfrutar la botella de VIÑA POMAL en exclusiva (alguien la dejó a mi lado como el que no quiere la cosa…).
Quién sabe si es por la luz que entra a raudales por los ventanales exteriores y por el espectacular patio interior por el que caen (de manera constante) las hojas de 9 magníficos chopos.
Por recuerdos imborrables en forma de tartaleta de camarones y de bombón de trufa (ambos entrantes), de consomé vegetal, de un increíble helado contessa de espárragos blancos, de la no menos sorpréndete alfombra de castañas y anguila, de la caballa con encurtidos, o de la ensalada de ortiguillas, navajas, espardeñas y algas (el mejor plato de la carta).
Para los amantes de la arquitectura sin duda por el no menos espectacular patio existente entre la cocina y la cava.
Igualmente por la histórica y magnifica “toda la gamba” y por el maravilloso helado de masa madre (un postre digno de un genio). El resto de las propuestas, no lo he dicho, simplemente espectaculares.
Por los fallos (intranscendentes) que los hay, y que son inmediatamente solucionados.
Por el increíble número de personas que completan el equipo de sala, a lo largo de la velada seremos atendidos por la mayoría de ellos. Todos de 10, sin excepción, su desempeño en sala es soberbio. La profesionalidad y las ganas de hacerte participe de algo excepcional por parte de todo el equipo hacen que la comida sea un recuerdo imborrable.
O por los 8 “nuevos” amigos de Girona que nos invitaron a continuar la noche en el mágico casco antiguo de la ciudad.
Y para acabar, por querer el destino que compartiéramos el avión de vuelta a casa con los tres hermanos Roca..., de coña vamos.
Desde el inicio del servicio hemos sido atrapados por el espíritu que envuelve todo El Celler de Can Roca, viviendo una experiencia irrepetible, me viene a la mente las sorprendentes y acaloradas palabras del Comandante de Iberia que horas antes, sobrevolando la bellísima ciudad de Barcelona anunció a voz en grito en catalán, en inglés y finalmente en castellano que el día en Barcelona iba a ser MARAVIIIIIIILLOSO……, ni se podía imaginar de lo acertado de su previsión.
¿Por qué es un 10 El Celler del Can Roca? Por la compañía por supuesto…
Veo que todo sigue funcionando como un reloj por Taialá. La ensalada de ortiguillas es sorprendente y la comtessa de espárragos es para mí el plato del año, me dejó sin palabras. El maridaje como siempre muy bueno, me imagino que de ese Pomal 85 habrá conseguido un cupo de bodega. ¿Que tal estaba? A mí el 82 no me convenció mucho, pero igual este 85 es mejor.
Saludos,
Eugenio.
Abocadooo??? Abocado? Sal ratitaaa, que quiero verte la colita - Max Cady (R. de Niro) en "El cabo del miedo"
Enhorabuena por la crónica y por la maravillosa experiencia, nosotros nos quedamos a las puertas del paraíso. Quien sabe si alguna vez nos quitaremos esa pequeña espinita ;-)
Saludos
jajaja... y además me he equivocado era sidra, pero buenísima.
Muchas gracias, de verdad que mereció la pena esperar un año..., ansiedad es una palabra que no se me ocurrió para describir el estado en que estaba al entrar.
Ando ya con fecha reservada y hasta que entre, sí tengo sensación de ansiedad porque llegue el momento.
Ya contaré.
Saludos
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