Otro de los lugares que me quedaban pendientes en la isla. El incordio de tener que ir allí a pedir personalmente la mesa en el pasado me había frenado. Parece ser que, desde que la gerencia corre a cargo de los herederos del bigotes, resulta más fácil: disponen de un teléfono móvil al que puedes llamar para reservar (de 11.00 a 13.00 h.) aunque te piden que vuelvas a llamar para confirmar el mismo día de la comida.
En cuanto al local, mobiliario, vajilla y demás menaje esperaba menos, ciertamente. Supongo que son otros aspectos que también han ido mejorando con los años. El entorno es espectacular (nuestra mesa no estaba en primera línea. Estaba en la mismísima línea cero al borde del muro donde rompen las olas, aunque ese día la mar estaba calmada como una balsa de aceite). Sentados en la mesa de cabecera el bigotes y su mujer (posteriormente se añadieron otros familiares o conocidos) como partes de la decoración. Vestidos de manera sencilla, con una gorra ella, comen pimientitos fritos y beben vino directamente del porrón o catalana mientras sobre el fuego de leña se va cociendo el bullit de peix sobre una gran cazuela. Contemplarlos así, prácticamente sin hablarse, matando alguna mosca él, acompañándole ella... es una estampa enternecedora. Te hace recordar que detrás de esta isla de lujo, glamour, dinero y excesos, subyace la cultura mediterránea sencilla, acogedora con el forastero... Me recuerda mucho a mi tierra, a mi familia...
Entre las 13.30 y las 14.00 llegan todos los comensales al lugar. Son españoles en un porcentaje muy alto. No hay mesitas de dos y ves como algunas parejas que no se conocen de nada acaban compartiendo una misma mesa. Es importante saberlo para quien tenga reparos. Los que vimos por allí en esta situación, sin embargo, parecían felices y contentos con la situación y estableciendo conversación fácilmente con los "inesperados" vecinos (la tónica general en la isla es el buen rollete). En nuestro caso, las cuatro personas que viajamos juntos estuvimos en una mesa exclusivamente para nosotros. Pedimos tercios bien fresquitos (ofrecen Estrella, San Miguel o Coronita) y los acompañan con aceitunas y pan con allioli.
Pasadas las dos comienzan a repartir las fuentes con el bullit. Se trata de un guiso con patatas y pescado del lugar. Aquí se supone, y no hay por qué desconfiar, que lo elaboran con las capturas que el propio bigotes hace diariamente con su barquita. Es, pues, un plato con apariencia "rudimentaria", mucho menos "bonito" que los otros bullits que he tomado en restaurantes de la isla. Siento no enumerar los pescados que nos sirvieron y ahora me arrepiento de no haberlo preguntado. Me la juego y me aventuro a adivinar algunos: Gallineta? Mero? Escorpa?... Algunos filetes son prácticamente carnosos, sin apenas espinas. Otros, sin embargo, son pescados enteros que cuesta desespinar. Hay cabezas de otros... El acompañamiento es patata y un jugo riquísimo que tomamos directamente a cucharazones desde la fuente donde se ha servido dado lo bueno que está. No hay mucho más: azafrán? Pimentón, tan característico en la cocina mediterránea, me parece que no. Al menos no se nota. Tampoco laurel, ni cebolla, ni moluscos, ni mariscos... Es la esencia pura y dura. Un guiso sencillo a rabiar pero muy bueno.
Mientras acabamos con el plato (nos dan a repetir), el caldero vuelve a romper el hervor sobre la hoguera. Aprovecho, me meto en el mar y me doy un baño: qué gozada! Se está preparando ahora el arroz caldoso con el jugo del pase anterior. En otros restaurantes el arroz de bullit se servía seco, en paella. Aquí no: caldoso. Se reparte nuevamente en fuentes a cada una de las mesas. Dejamos reposar un poco y lo tomamos: sabor, sabor y sabor. Además, punto exacto del arroz y buen puntito de sal.
Acabamos es festín con una bandeja de frutas que no desmerecen para nada: brevas, sandía y melón de 10, espectaculares. Los albaricoques un poco más flojitos.
Hemos tomado Martín Codax (entre dos) y los otros dos han seguido con cervezas y agua. No esperaba carta de vinos aquí aunque sí disponen de ella, con pocas referencias, eso sí: 5 o 6 blancos, 3 o 4 rosados, 1 cava y 4 o 5 tintos.
En definitiva, un lugar poco al uso al que pienso que hay que acudir aunque sea una vez en la vida. Yo, aunque no me gusta nada aquello de visitar un restaurante en plan turista por la singularidad del mismo, volveré seguramente porqué me gustó la comida y el entorno me pareció fantástico.
Sigo trabajando. Pero el lunes era fiesta local aquí y me escapé el finde a Ibiza (cita anual). Las vacaciones auténticas a partir del 19. No sé todavía dónde iré. Saludos, Gabriel!
Aleshores has estat? Què et sembla el seu bullit de peix? Jo he tastat el de Sa trenka (Cala Martina), el de Cana Sofia (Cala Vadella), el de S'esparter (Sant Josep) i aquest. No sé dir-te quiin ha sigut el millor. Aquest del bigotes és, com a menys, peculiar: més caldòs, molt simple, sense l'allioli... Quin t'agradava més a tu? Alguna recomanació?
He provat el de Sa trenka i este. El bigotes té la peculiaritat que surt ell a pescar pels matins i això li dona un valor anyadit juntament amb la seua localització dins l´aigua practicament, però a mi em va agradar més el de Sa trenka amb un allioli molt suau i líquid, diferent al que fem per ací, i l´arròs sec.
Ja he vist que també anares a S´ametller. Jo també te l´hagués recomanat. Ahi vaig provar per primera vegada el corder cuinat a baixa temperatura i em vaig quedar entusiasmat. A més era un dinar multitudinari amb els companys de feina i el servici no es va resentir en absolut. Per a menjar carn a la brasa i embotits eivissencs pots anar a Can Caus a Santa Gertrudis, això si, menjador gran molt sorollós.
P.d. No creus que el Bigotes ha d´estar un poc fart de cuinar tots els dies el mateix plat únic?
Cuinar-ho? I dinar tots els diez el mateix? Buffff
No, Gabriel, por Diós! El señor está allí lo que parece ser que está jubilado y no colabora en el servicio. No sé si sigue saliendo a pescar. Creo que ahora el peso del negocio recae en la hija y el yerno (algo he leído), pero él y su mujer no faltan a su cita diaria. Como comenta Pegin, ¿comerán todos los santos días el bullit de peix?
Jesús, María y José!
Que no soy Gabriel, que soy Aurelio!
jajaja
Usted perdone Sr. presidente. Esa "G" se ve que me ha liado. Eso y el sindrome isleño que llevo encima y no me abandona: un relax que paqué paqué
Esa "G", es de garnacha.
No, no era mala la confusión!
Jeje
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