Lugar muy recondable dentro del panorama gastronómico de Cantabria.
Situado al final de la segunda playa del Sardinero ofrece una de las mejores vistas de Santander. Amplio y agradable local de decoración clásica.
Cocina tradicional con ciertos guiños, utilizando materias primas de primera calidad tratadas con mimo y elegancia. Buena bodega y servicio del vino correcto.
Zamburiña gratinada de aperitivo muy rica. Ensalada de bogavante, sobervia ¡. Emparedado de bonito,foie y cebolla, alcachofas rellenas de chagurro. Los entrantes esquisitos. Lubina con pisto y el solomillo al foie, de primera. Los postes bastante bien, sobre todo Capricho de Comillas.
El servicio correcto y profesional. Buena RCP 40€.
La única pega que encuentro es que no está en Madrid.
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