Desilusión

Será la botella. Será la añada. Seré yo. Color vivísimo y lágrima que prometen un vino potente y frutoso. Pero eso era todo, o casi todo. En nariz muy débil, apenas destacan unos aromas de frutas imprecisas y algo de especias. En boca mejora un poco, balsámico, caramelo tostado, más fruta. Vuelto a catar con 40 minutos de reposo y lo mismo. Nada que ver con los portentosos shiraz de Mendoza de los últimos años. Las botellas que me quedan las dejaré tranquilas unos meses a ver qué pasa.

  1. #1

    Francescf

    Algo parecido me ocurrió con otra añada, creo que la 2006. Como teníamos un par de botellas abiertas, probé de las dos. En ambos casos el vino estaba decaído, sin fuerza. Como bien dices, nada que ver con lo esperado :-/

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar