Complejo y con botella por delante.

Rojo cereza de capa alta y ribete de leves destellos teja. Nariz de libro de Tempranillo digamos que Vallisoletana, aromas de frutillos rojos en confitura sobre notas especiadas y vegetales, sensaciones de hierro oxidado y notas de maderas ahumadas, hojarasca y tierra de maceta. Fondo de pastel de arándanos horneándose y de rasgos empireumáticos, siempre con un matiz mineral – metálico – fósforo y quizás con una pincelada cálida que te hace mirar hacia el Mediterráneo. En boca es rico, fresco, claro, contundente, frutoso y con excelente acidez, sensaciones que se posan también en el posgusto que se vuelve abocadamente frutal maduro – vegetal, con algo de alicoramiento. Tiene estructura tánico – frutal y sápida. Retronasal claramente ahumada y empireumática y que podría incluso recordar al Coco tostado o a la fruta horneándose. Me recuerda a la Tinto Fino de Ribera en barrica nueva americana. La botella le va a venir muy bien en los próximos años. Un vino que nos representaría muy bien en un mundial de vinos de variedades del Mundo, por ejemplo.

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