De color picota madura, brillante, medianamente translúcido, con ribete levemente rojizo, presenta un perfil aromático muy característico de la vieja escuela : desarrolla aromas intensos de frutas rojas compotadas e higos secos sobre un fondo especiado, fino y elegante, de buena madera. En boca, encontramos casi las mismas notas : al ir abriéndose en las copas, el vino evoluciona hacia voluptuosos matices de caramelo de violeta y de café turco, lo que no excluye la firmeza estructural ; destaca por su armonía y elegancia pero su concentración y opulencia marcan un indudable cambio de estilo.
Ligeramente deficiente en acidez y de inusual corpulencia se aleja paulatinamente del perfil clásico al cual estamos acostumbrados. Dicho esto, no nos agüemos la fiesta : este Monte Real, satisfactorio en todos los aspectos, sigue la línea trazada por la bodega, nos guste o no.
Muy acertada la nota de cata. Has dado en el clavo al señalar ese exceso de robustez y la debilidad en acidez que le quita lustre al conjunto. Lo primero que podemos pensar es que se debe a la cosecha, que nos ha dejado un montón de vinos rollizos y mal criados, pero creo que el asunto va más allá en tanto que ha habido cambio de viñedos, las graduaciones alcohólicas se han disparado y cada vez hay extracción y más sensación de sobremaduracion.
Me doy cuenta de que el Gran Reserva del 2001 contiene más tempranillo que el Gran Reserva del 1999. Basta con comparar : el 2001 es un monovarietal ( 100% tempranillo ) mientras que el 1999 es un vino de ensamblaje : 80% tempranillo, 15% mazuelo y 5% graciano. Eso lo explica todo.
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