Ahí vamos

Contengo la respiración frente a tu cuerpo vivo en mis manos,
el niño mimado que ya no eres, respira inmediatamente
sin azotes.
Tu descorchado fue el misterio que tatuó en mis dedos
una púrpura cereza
el brillo de un rubí intenso;
posos como piedras de un desierto
aún inédito en tu esplendor.

El cuerpo de la copa es poseído por el tuyo
instintivamente,
en un abrazo que por momentos, parece eterno.
Aunque al final vuelves sobre tu propio lecho
apasionado.

En la niebla de tu bosque fresco
también hay frutas negras:
Celestiales ciruelas brillantes. Casi trufas.
En tu frondosidad, rocío láctico y leve; tomillo y romero.
Especies híbridas de especias de una suavidad punzante:
casi alucinógena en tu dulzura imposible.

En este beso se muerden
labios muy carnosos y elegantes. Qué contraste (!),
como cuando te digo que tus morros están pintados de violetas,
apetalándome.
La regaliz en tu lengua apenas se intuye
finísima y eterna.
Entonces siento la madera de mi alma espolvoreada
con el sutil latido bajo tu fuente de cacao

¿Dónde encontrar tus fisuras salvo en mí mismo?
que potencia tan refinada
que orgullo nada engreído
que vainilla delicada
que beso sabroso que repito y repito
y…

un saludo a todos en el día de mi estreno (por estos forros), en especial a Concha
por regalarme este vino maravilloso y sugerente. Gracias.

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