Para algunas sensibilidades

Tal vez nunca estuvo más justificado el rótulo de la etiqueta, "Vinos finos de Rioja", porque así es éste rosado crianza: fino como una princesa, elegante como un dandy y discreto como una geisha. El color se acerca al naranja pálido y limpio, en nariz trae maderas aromáticas, pétalos secos, algo de cítricos (pomelo) en el fondo y óxido, pero evoluciona durante horas, crece y se transmuta... en boca trae algo de frutos rojos como confitados, un pequeño recuerdo cítrico y mucho equilibrio, finura y acidez en su sitio, y un final bien largo. Todo como con timidez, sin querer molestar, en tono menor quizá, como algunas sinfonías y suites de Bach. Es un vino ¿único en su especie? pues bienaventurados los raros, solitarios e impares, que también tienen derecho a existir (me viene a la mente el verso desesperado de Lorca, "¡que soy amor, que soy naturaleza!". Bienaventurados sean también los López de Heredia, por traer al mundo estos pequeños (grandes) disfrutes que lo vuelven un poco más soportable.

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