Inmenso por donde lo mires

Qué plenitud, qué elegancia y finura, qué intensidad, qué largo, qué perfección. Sus avellanas tostadas, almendras saladas y ligeramente amargas, sus algas y maderas vencieron y convencieron. Este amontillado nos acompañó toda una cena, desde los boquerones en vinagre al café y en ningún momento desentonó, aunque para mí perfecto con las tallarinas a la plancha, o solo. Un vino así ayuda a meditar, pero también a celebrar la vida, es para tomar a solas pero también para compartirlo enseguida. Desde el fondo de la bota nos habla su ingrediente principal, el TIEMPO.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar