Nerello calabrés

Desconocía que en Calabria se cultivara esta variedad, de hecho pensaba que era una uva local siciliana plantada primordialmente en la zona este de la isla. 
Color picota que empieza a tornar al teja. Borde anaranjado. Limpio y algo apagado. 
Cuando lo hemos abierto no hemos sido del todo optimistas, ya que la nariz estaba algo inexpresiva y el único toque que podía sacarse con claridad era la mina de lápiz. Después de jarrearlo empieza a dar bastantes más tonos: ciruela, mora, flor marchita, toques a sangre y metal y hojarasca.  
Boca sabrosa, con una acidez notable, sin excesivo alcohol ni madera. Un vino relativamente complejo en fase de madurez. Más cálido quizá que lo que he probado del Etna y con una mineralidad distinta, aquí es en forma de metal. 
Final largo. 
Me ha gustado. En origen está sobre los 10€, cumple su cometido con creces.

 

 

 

 

 

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