Cuando lo saca don Alfonso Malke como algo especial... ya te predispone.
Pero te lo saque Alfonso o no, es que es llevártelo a la nariz, dar un buchito y pensar: estoy ante un grande.
Qué vinazo.
Echas para un lado (no esperes que se vaya, porque no se va a ir) la pinturilla - laca de uñas, y percibes ahí mil cositas, desde fruta de hueso hasta miel, pasando por flores blancas, avellanas y hierbabuena.
Y en boca, añadir a esos registros que tiene una acidez de las que yo califico cono "acideces que elevan", esas que sólo tiene los grandes.
Un grande, sin duda, no por su precio, pero sí por sus registros.
Un grande al alcance de todos.
Este lo bebimos aquella noche los tres. Recuerde, doctor. Y luego nos sacó otro que aún siendo más básico y con menos años era también buenísimo.
¡Que buena cena aquella noche¡ no me acordaba.
Jo.der, ya me dijo que lo había probado!
Pues no me acordaba, oye, esa noche pimplamos mucho, como pa'cordarse
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