Pasado su mejor momento pero aún vivo y mejorando notablemente con la aireación

Botella bordelesa de etiquetado típico de este vino. 

Cápsula roja y corcho de buena calidad, longitud media plus y buen grosor, bañado en vino hasta 1,5 cm aproximadamente. Huele bien.

Servimos a 14ºC algo de vino a una copa y se observa un vino con ribete anaranjado y avejentado, reductivo pero en boca aceptable. Le damos un voto de confianza y lo decantamos y aireamos un par de horas.

Visual

Picota rubí oscuro con reflejos ocres, ribete anaranjado-transparente con ligeros posos en suspensión, limpio (salvo esos posos), brillante y de buena lágrima, ancha y de lenta caída.

Buena visual para su edad (22 años) y estupendo corcho. (9)

Nariz

A las dos horas de la apertura es de buena intensidad con todavía algo de fruta roja y negra muy madura (ya casi seca), que no sale al inicio (en la apertura hay ausencia de fruta), herbáceos, laurel, especiados, balsámico-mentolados, ligeros tostados de madera y pimienta negra.

Antes de la primera hora de la apertura la fruta casi no existe, hay mucha hojarasca, flores marchitas, notas sanguinolentas y de carne fresca,... es un vino camaleónico y que empieza de poco (con notas de estar casi muerto) y va remontando y creciendo estupendamente bien con la decantación y oxigenación. (8,6) 

Boca

Ataque potente y contundente para su edad, fluido y con aún algo de fruta, bastante fresco, de muy buena acidez, con menos aireación se percibía un vino más delgado pero, con el paso del tiempo, va ganando en volumen y estructura en boca. El volumen es medio, densidad media, cuerpo medio y estructura media pero suficiente. Los taninos están totalmente pulidos aunque aún se agarran ligeramente a mucosas (ligero nervio). 

El final es de buena longitud, con gran permanencia, con fruta roja y negra seca, herbáceos, mentolados y un buen fondo de hojarasca, flores marchitas y especiados en un retrogusto inicialmente mejorable pero que, con la aireación es cada vez mejor llegando a ser bastante bueno. (8,5)

Sorprendente que este vino (un Crianza de Artadi de 1997), todavía esté bueno y bebible con 22 años. Es más, recomiendo encarecidamente la decantación y oxigenación pues el vino va de muy poco recién abierto (casi muerto) a estar casi al nivel (y parecerse algo) a Artadi Pagos Viejos de añadas como la 2002 que he probado hace poco... Remonta muy bien con la oxigenación.

Un vino que ya está en fase de declive pero aún vivo y que, como digo, mejora con la aireación. Es llamativo cómo aguantan ciertos vinos (incluso pasado, por mucho, su período óptimo de consumo, que en este vino no sería más allá de 2007-2009).

Me costó a 3€, precio de saldo. Su PVP normal rondaba, en la época, unos 15-18€ (actualmente unos 20€). Excelente RCP para lo que ofrece, y más viendo cómo envejece.

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