Nos dicta suspiros sensoriales.

Rojo cereza de media capa y ribete teja. Nariz muy terciaria, especialmente expandida con una gran palestra aromática de clara convivencia con el oxígeno, pero noble en sus expresiones. Hay matices de pastel de frutas rojas horneándose, mandarinas, flores blancas, especias dulces, anisados, tierra de calado seca, notitas de champiñón, cítricos muy evolucionados ( naranja en descomposición ). Maderas viejas, trastero, cueros secos y papel de periódico. Es como la sensación al entrar en un cuarto de una casa antigua donde hace años que no se abre la ventana y entra la luz, y además hay olvidado un florero de claveles blancos ajados en agua turbia. En boca es sedoso en el ataque, con un paso de leves sabores de fruta pocha ( ciruelas ), notas vegetales, de tabaco habano y donde muestra cierta sequedad. Posgusto de media dimensión y con una retronasal donde sale el carácter frutal pocho, los balsámicos junto con esa sensación de polvo y trastero viejo. Un vino muy didáctico, que se mantiene ( no es poco desde 1994 ). Si me permiten nuevamente la licencia, diría que se le nota ya con ganas de que no le molesten más, con estas catas tan pretenciosas como la mía y que a estas alturas de la vida llego otra vez a tocar el timbre de su vieja y cerrada puerta : ¡ déjenme en paz ya ! creo que me dice... Me encantaría catar este vino en dos décadas junto con un VORS de Jerez, la convergencia está servida.

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