Raro. Sin embargo huele fenomenal

Entre el amarillo y el naranja. Limpio y anublado.

Como suele suceder en este tipo de vinos, la nariz es inestable: empieza dando toques a sidra, a la mitad se estabiliza y muestra unos aromas flipantes a jazmín y al cabo de la media hora encontramos un lento pero inexorable declive y es cuando aparece el acético. ¿Les suena?

Al menos la boca fluye, posee una buena acidez integrada en el conjunto y no tiene picos. Las sensaciones son perfumadas.

Final primario.

No me quejo, esto es lo que hay en elaboraciones naturales. Nos hemos terminado la botella con gusto y además nos hemos bebido un vino checo (uno de nuestros primeros) de un productor que está en boca de todos. A lo mejor hasta nos atrevemos con los tintos.

 

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