Color granate, evolución a coloración anaranjada, capa media, limpio y brillante, lágrimas gruesas bañan la copa.
En nariz aromas a ciruelas, moras, mermelada de fresa, notas especiadas muy sutiles, vainilla, aparecen notas de regaliz y cacao, también algún lácteo y sin rastro de su amplio paso por barrica.
En boca es un vino elegante, sutil, sedoso, con finura, fruta de calidad y un final amplio y lleno de equilibrio.
No se si seré buen o mal catador de vinos, lo que si se es que soy honesto en mis valoraciones y tengo claro que estamos ante un buen vino, pero nada más, no veo los casi 50 euros que cuesta por ninguna parte, me falta complejidad, cuerpo, profundidad, me falta que me emocione.
Fijaos que antes pago 20/22 euros por el Viña Ardanza que también elabora esta casa que 50 por éste.
Tomado junto a un plato de chuletón de ternera y un entrante de queso y jamón ibérico, un rato muy agradable junto a los amigos pero con un protagonista del que esperábamos más.