Dos semanas después.

Otra botella disfrutada y como se infiere las sensaciones siguen siendo idénticas a las expresadas más abajo.

En esta ocasión, aunque queria guardarlo para ver su evolución, a causa de un accidente se desprendió el gollete de la botella y no me ha quedado más remedio que finiquitarla.

Lo acompañé de un pòco de queso de El Casar y unas morcillitas rojas de matanza al horno, sobre pan de pueblo portugués. Todo maravilloso y extraordinario.

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