Acudimos por recomendación de un florentino. Se encuentra a no más de 5 minutos andando del centro.
El local es pequeño pero con cierto encanto, regentado por florentinos, y donde eramos los únicos turistas. Quizás desde la puerta no llama mucho a entrar.
La entrada es una pequeña barra donde tienen distintos productos como quesos, fiambres y preparan los entrantes fríos.
Empezamos con cerveza Moretti y copa de vino blanco muy bueno, tienen distintas opciones de copeo.Buenas copas. Mesas algo juntas,y no muy grandes. Manteles individuales y servilletas de papel.
Buscabamos una comida no muy pesada, y optamos por un plato principal para cada uno.
-Raviolis de ricotta y espinacas. Espectacular la calidad de la pasta fresca, totalmente casera y con un relleno perfecto, donde cada ravioli es consistente y lleno de sabor.
-Espaguetis con frutos del mar. También de pasta fresca, y con mejillones y almejas frescas y una ligero aderezo de aceite de oliva,ajo,perejil y el propio caldo de las almejas y mejillones. Espectaculares.
Como postre, compartimos un espectacular tiramisú, sin duda, me atrevo a decir que de los mejores de mi vida, si no el mejor.
El precio es con cerveza, copa de vino, las dos pastas, tiramisú y un muy buen café.
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