Era una fecha clave ya que coincidía con el aniversario de mis padres y con el cumpleaños de mi hermana y la verdad que acertamos. Hay que decir que había muchos camareros pero mediocre servicio, para cualquier solicitud había que hacer malabares para que vinieran a la mesa. La dueña se acercó al final y muy amable y cariñosa...
Pedimos de entradas dos ostras para cada uno y unos mejillones al vapor. Muy buenos los dos platos.
De segundo pedimos una lubina salvaje a la sal (fantástica) y dentón al horno (muy bueno). Ambos acompañados de unas patatitas fritas a rodajitas estupendas.
De postre un surtido de la casa muy rico.
El servicio del vino flojito.
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