Recomendada por Nacho, director del Hotel Quinta de San Amaro, paramos a comer en esta casa habiendo hecho, menos mal, reserva previa. Casa de comidas de toda la vida. Madera y piedra. Bullicio. LLeno total doblando mesas. Servicio rapido y atento. Cinco personas, cuatro adultos y una niña, comimos:
Para compartir
Empanada de la casa, de bonito. Bien.
Pulpo a la brasa. Bien.
Lacón frio. Regular.
Pimientos de Padrón. Bien.
Individuales
Carilleras de ternera. En ración grande, comieron (y sobro) un adulto y la niña. Suaves, con buena salsa y acompañadas de un arroz blanco. Buenas.
Empanada para otro adulto, que repitio como plato. Bien.
Dos entrecots a la parrilla. Servidos con patatas fritas (excelentes) pimientos y setas. Enormes (rondando el 1/2 kilo cada uno) soberbia carne de vaca vieja y al punto pedido. Uno de los comensales no pudo acabarlo. Servidor, que lo tomó practicamente crudo, llego como pudo al final. Eso si, no probe las setas ni los pimientos. Lo mejor de la comida.
Tres postres (tarta de queso, crema de chocolate y helado). Correctos.
Dos botellas de Albariño Paco y Lola. En su punto de temperatura, muy buen vino.
Todo esto, con agua, pan, IVA y demás, sumo 123,90 Euros. Exacto, a menos de 25 Euros por persona.
Ustedes veran, pero yo si vuelvo por Santiago, no faltaré a la cita.
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