Como este local ya tiene bastantes comentarios, pasaré directamente a la cena.
Nos tuvimos que acomodar en la barra e ir cogiendo taburetes a medida que quedaban libres. Servicio atento y agradable, aunque el camarero que nos tomó el pedido se quedó algo estupefacto cuando le pedí los precios de los platos fuera de carta y le hice notar que algunos de los que mencionaba ya estabán en la carta. Buen menaje y cristalería. Carta a base de recetas tradicionales principalmente. No nos ofrecieron carta de vinos ni nos dijeron los que tenían por copas. Al ir al lavabo vi que un camarero tenía en la mano una botella de manzanilla Solear y pregunté en la barra si la tenían a copas. Al responderme afirmativamente, me ceñí a ella.
Cena ligera para tres a base de platos para compartir. Junto con la bebida nos sirvieron un platillo de aceitunas. Pedimos:
- Pil-pil de pimientos (12,-€) - Curioso nombre para unos pimientos asados con un huevo roto. Me pareció un plato simplemente delicioso en su sencillez. Los pimientos asados, sublimes.
- Croqueta de trufa (2,-€) - Me encantó. Encontré que habían dado con el toque de trufa ideal para que no resultase excesivo.
- Callos (14,-€) - No son los tradicionales "a la madrileña". De hecho, me gustaron más que los típicos. Sabrosos, con una salsa bien ligada que me encargué de mojar hasta dejar el plato limpio. Como aspecto negativo, el encontrar un par de trozos de gelatina incomestible y que tuviesen morcilla, que enmascaba un tanto el sabor de la salsa.
Nos sirvieron un par de cestas de buen pan sin cargo adicional.
Para beber, una botella de agua (2,50€), un par de cervezas sin alcohol (2,50€/ud.), una caña (1,70€) y 2 copas de manzanilla Solear (3,-€/ud.). Me desagradó que el camarero que me sirvió la primera copa me la llenase bastante más que el camarero que me sirvió la segunda.
Aparte del par de cosillas que no me acabaron de convencer, en conjunto me resultó una cena más que agradable a un precio, por la zona que está y lo que tomamos, bastante aceptable.
Para los amantes de los gintonics, disponen de un buen surtido de ginebras y, por lo que vimos, se toman en serio su preparación.
El precio corresponde a lo que tomé yo.
Los callos de este local son “top” en Madrid, aunque yo prefiero tomarlos con un oloroso (por ejemplo Villapanés) antes que con una manzanilla. En general, cuchara y verduras son lo mejor en esta casa y con una carta de vinos muy profunda, además con vinos viejos.
Saludos,
Eugenio.
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