Magnifica pinada

Local ubicado en la antigua carretera de Madrid, muy cerca de la entrada por la autovía desde Valencia, separada de la población y con un amplio aparcamiento que da acceso al local donde hay unas cuantas mesas y una barra; además de un comedor para eventos con amplia capacidad (100 comensales), pero el lujo está en la terraza exterior donde una bonita pinada que protege de los rigores del sol en verano crea un microclina muy de agradecer a medio día como en nuestro caso y un ambiente acogedor por las noches.

Mesas amplias, cómodas y separadas con mantel plastificado tipo retro con variadas sillas de terraza. Vajilla, cubiertos, vasos sencillos, jarras de cerámica enfriadas para la cerveza y copas de vino aceptables. Servicio familiar y efectivo con buenas recomendaciones de su cocina basada en el mercado y producto con unas interesantes brasas pues no en vano lleva por nombre asador en su entrada. Emplatados sencillos y raciones muy correctas.

Carta de vinos a través de QR con bastante variedad de vinos con amplio predominio de vinos conocidos de la zona. Optamos por Sentencia 2016 que como esperaba gustó y fue suficiente para los 3 bebedores; ¿el servicio? pues lo que es costumbre: traido a buena temperatura, dado a catar y luego autoservicio. Previamente se hicieron necesarias unas cervezas (botellin Heineken) con unas papas mientras se reunía el grupo de cuatro provenientes de diferentes lugares.

Clásico planteamiento de entrantes compartidos al centro y principales individuales:

. ajoarriero: buena preparación. Hubiera tenido más éxito si el pan hubiera sido notable.

. revuelto de morcilla y trufa: amplia ración, adornado con nueces y coronado con huevo poché para romper y mezclar todo. Poco estético pero sabor a tope. Plato a compartir.

. calamarcitos: buen tamaño individual, bien hechos a la brasa y bien presentados. Una especialidad de la casa a conocer. Recomendable.

. setas y gambas: sobre una besamel muy sabrosa para mojar pan, un mar y montaña más clásico basado en el buen producto. La presentación muy mejorable, pero.... en cata ciega saldría triunfante.

. sardinas y fresas estofadas: sobre una cama de fresones cortados y estofados una sardina anchoada . Buen bocado.

El principal fue poco consensuado y hubo chuletitas, rodaballo (especialidad) y entrecotte a la brasa, siendo éste último el peor parado. Por mi parte me sorprendió lo de:

. cocochas de cerdo: evidentemente se trata de carrilleras pero que braseadas resultaron novedosas y gustosas; contó con  la mejor presentación de la comida. Recomendable para conocer aunque ya no repetiría.

De nuevo en los postres se optó por individualizar entre productos caseros: helado y flanes, y en mi caso me decanté por la recomendada:

. torrija con helado: de nuevo acerté. Un par de torrijas caseras bien hechas con helado de vainilla y algo de miel encima. Presentación mejorable y no resultó tan cargante de dulce como amenazaba la visual.

Unos cafés posteriores y ofrecimiento de chupitos completaron la agradable estancia bajo los pinos. Luego cada mochuelo a su olivo.