Una carta por explorar

El día venía completito. Tras una larga comida en un conocido restaurante de la que daré cuenta próximamente y un concierto vespertino que se prolongó un poco más de lo esperado nos entró el hambre y probamos de llamar a tres o cuatro sitios de la capital que reunían el requisito común de sitio informal donde poder compartir unas raciones. Tras la negativa en los tres primeros nos aceptan en el bar tonyina para las 23.00 horas en la terraza. Aceptamos y vamos para allá.

Aunque cenamos fuera pude contemplar el local y me pareció muy acogedor. Decoración alegre e informal con la madera como material predominante, mucha luz y un mobiliario moderno y desenfadado. Lleno a rebosar de gente más bien joven con predisposición al disfrute.

La carta ofrece múltiples posibilidades con diferentes apartados: entrantes en los que el producto es cuasi el único protagonista, otros entrantes más elaborados, pepitos, platos con el atún (tonyina) como elemento principal, otros sin éste y postres. A parte, nos cantan cuatro o cinco propuestas fuera de carta. Tomamos todo al centro compartido.

- Crema catalana de foie: guarda similitud en cuanto a su presentación con el famoso postre catalán. Se trata, sin embargo, de un plato saldo: una especie de crema de foie que se unta sobre unas tostaditas brioche.

- Salmón curado en sal: Los lomos del salmón se envuelven con hojas de alga espirulina que deja un sabor marino muy marcado. Se complementan con dos tipos de ensalada: una a base de diferentes lechugas y brotes, la otra con la zanahoria y el jengibre como protagonistas.

- Carpacho de vaca, tartar de atún y trufa negra: Lonchas grandes de una riquísima carne con algo de maduración (eso nos parece) con unos daditos de atún y la ralladura del hongo. Podemos envolverlas a modo de rollito y nos sorprende el sabor intenso de la carne y de la trufa. El atún queda un tanto enmascarado.

- Vieiras soasadas, mollejas, galanga y caviar de arenque: curioso mar y montaña que combina dos productos de calidad. Las primeras salen un tanto faltas de temperatura. Deliciosas y perfectas de cocción sin embargo las mollejas.

- Canelón crujiente de garreta con salsa de queso ahumado: Ciertamente el envoltorio queda muy crujiente y original, a diferencia de la pasta convencional. El condumio es un delicioso guiso de ternera repleto de sabor y convenientemente condimentado.

- Couland de nocilla, galletas maría y helado de leche: Perfecto de ejecución y original al sustituir el corazón de chocolate negro por la conocida crema de cacao.

- Brownie de avellanas con café con migas de Ferrero Rocher: Igualmente bueno. El helado de café facilita la ingesta del bizcocho que siempre queda un tanto denso y consistente.

Acompañamos la cena con cervezas los unos y vinos los otros. Pedimos una botella de El soradal (DO Bierzo). La carta está bien nutrida con representación de las DO más significativas de la península a precios muy razonables que oscilan entre los 15 y los 40 €. Trato muy agradable, eficaz y cercano, cosa que se agradece aún más cuando se trata de horas un tanto intempestivas.

Sitio para volver con calma y probar muchas más cosas de esa carta que, aparentemente, esconde cositas muy interesantes y ricas.

  1. #1

    JoseRuiz

    Con esos platos, de bar creo que sólo le queda el nombre.

  2. #2

    Antoni_Alicante

    en respuesta a JoseRuiz
    Ver mensaje de JoseRuiz

    Les queda ese concepto informal, las mesas altas... La carta, de hecho, es mejor que la de algunos que se hacen llamar "restaurante".

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