Local muy bonito, pero...

Este comentario parte del handicap de partir de un menú cerrado con anterioridad. Lo primero que hay que señalar es la situación privilegiada del local, donde se puede cenar en terraza o en los dos pisos de que disponen. La noche que acudimos había llenazo.
La decoración es apreciable, cuidada, se nota el esfuerzo para que el local se vea distinto, y se consigue. Además, al término de las cenas, se puede disfrutar de unas copas en la terraza del mismo local, donde se abren unas barras para los clientes.
Nosotros cenamos en el piso de arriba. Como detalle a subsanar es que algún foco del techo, al no estar a demasiada altura, ocasiona un calor considerable al comensal que le toque.
La atención es muy amable y servicial, aunque a pesar de ello hubo fallos como pedir varias veces bebidas que no llegaban, o excesivas prisas en retirar los platos.
El vino estaba elegido de antemano, de Torreoria, puesto encima de la mesa, y al no estar a la temperatura adecuada, se pidió un enfriador. El vino se enfrió en la cubitera de hielos, junto con el blanco (¿?).
En cuanto a la comida, los entrantes fueron tellinas y calamares romana (buenos), piruleta de langostinos y bravas. De segundo, una pena, porque la carne no estuvo a la altura, demasiado dura y falta de sal.
En cambio, los postres fueron un combi que cumplió.
En definitiva, un local al que si la comida acompañara a la cuidada decoración y al ambiente cool que se respira, subiría varios puntos.

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