Una mala experiencia

Acudimos atraídos por un buen comentario en la prensa local. Y nos encontramos con caserío reformado con gusto pero masificado.
La carta estaba impresa en una letra que dificultaba enormemente la lectura, y aunque la carta de vinos era extensa había momentos en que no sabíamos si era un blanco o un tinto de lo mal organizada que estaba.
El camarero no colaboró en nada y al final pedimos un vino tinto del Líbano que sirvieron a unos 8 grados y con unos posos en la botella de escándalo, Cuando nos planteábamos protestar vimos al dueño sentarse a comer con Champán francés servido en copas de vino y comprendimos todo.
Por lo demás la parrilla, supuestamente la especialidad, dejaba que desear por todas partes. El solomillo que pedimos poco hecho estaba pasado, la merluza estaba cruda (y fría) por dentro.
Sitio carísimo para la calidad del trato y de la comida que sale de la cocina. No volveremos.

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