La visita del sábado 8-09-2012 nos dejó con mal sabor de boca. Y es una pena porque el entorno (en la terraza de la calle con gran ambiente) y las ganas que teníamos de pasarlo bien se fueron al traste por un único plato, RECALENTADO, de mero con pisto o verduras. Ante la denuncia al camarero espetó "que se trataba de un entrante" (lo que no tiene razón ya que el resto de entrantes estaban magníficos: rabas; salpicón y verduritas salteadas. Entrantes que no hubo manera que fueran sugeridos, ya que quien nos atiende desconocía los productos más aconsejables). Denunciado el problema del mero, a quien parecía tener más predicamento en el servicio ofreció cambiar el plato por otro, a lo que nos negamos, ya disgustados. La sorpresa final se produce en la cuenta, ya que el precio del plato, no consumido, estaba convenientemente cargado. Quiero pensar que la dirección fue ignorante de este incidente. Salvo esto, que en un restaurante de la categoría de éste es impensable, los demás platos en un muy buen nivel. La sidra, espléndida, pero servida caliente hasta que se pidió una cubitera.