Aprovechamos el puente de Todos los Santos para viajar hasta Elche y decidimos comer de paso en este restaurante de Albacete que nos habían recomendado. Cometimos el error de no reservar y, claro, día 1 festivo y encima debe de ser un sitio de moda para la gente acomodada de la ciudad… total que nos tuvimos que conformar con sentarnos en las mesas altas al lado de la barra. Pero estuvimos muy cómodos y casi no notamos la circunstancia.
Como dice el comentario anterior, la carta es cantada, y aunque tengo que estar de acuerdo con él en todo: no sabes los precios, se te olvidan los platos… en este caso resulto de lo más acertada, ya que las recomendaciones resultaron ser no sólo adecuadas sino fantásticas, y luego la cuenta estuvo a la altura.
De sus recomendaciones, en primer lugar elegimos unos calamares plancha que estaban deliciosos tanto por su frescura como por que estaban en su punto. Y además la ración era muy generosa.
A continuación elegimos el corazón de alcachofa relleno de jamón y creo que de foie con crema de boletus. Sensacional plato que combina frescura con delicadeza. Nos encantó.
Terminamos con un gallo San Pedro a la plancha para compartir. Fresco, perfecto de punto y de sabor. Una delicia.
Para beber unas cervecitas. Yo pedí después una copita de vino (tenía que conducir) y me trajeron un buen ribera (dejaron la botella y al final tomé dos).
De postre pedimos tarta a los tres chocolates y una mousse de yogur con helado de leche merengada. Muy buenos los dos. Pedimos un café y un poleo y la cuenta.
Con la calidad de la comida me esperaba un buen “rejón”, pero cual fue nuestra sorpresa cuando comprobamos el total y vemos que asciende a 56€.
El trato recibido por parte del personal fue fantástico tanto por amabilidad como por conocimiento de su trabajo y de la cocina que defienden.
Así que salimos de Albacete con unas ganas tremendas de volver para visitar este restaurante más tranquilamente.