Bonito restaurante ubicado en la montaña de la Murta. El local es especialmente acogedor, tranquilo e ideal para parejas y amigos. No oferecían menú con lo que elegimos: tartar de salmón, steak tartar, huevo a baja temperatura con jamón y patatas y habitas baby con morcilla. Para beber, un tinto, Enrique Mendoza-Merlot.
La comida estaba buena, en especial, el steak tartar aunque la carta no ofrecía nada especialmente novedoso ni había demasiada variedad de platos principales. De postre pedimos "esféricos de yogur" y "torrija con helado de mandarina". A destacar lo intenso de la mandarina.
El precio 42€ por persona nos pareció algo elevado en relación a otras ofertas de la misma calidad. Sin embargo es destacable el buen servicio y un ambiente muy propicio para disrutar de una buena cena.
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