Restaurante de los dueños del Echaurren, con una filosofía y ambiente más juvenil e informal y unos precios ajustados, pero con una comida de calidad.
Revisamos la carta (platos entre 8 y 16e) y optamos por el menu de 22E, que consistía en cuatro platos de la carta a elegir (1/2 raciones), postre y cafe y chupito.
De primero tomamos la ensalada comilón, una ensalada con ventresca realmente rica.
Despues tomamos los montaditos de solomillo (de cerdo) con torta del casar, que estaba rico pero para mi era el plato más flojo.
De tercero unos espectaculares huevos rotos, sin palabras, riquisimos.
Terminamos la parte salada con un cordero hecho a baja temperatura y asado para quitarse el sombrero. Estaba en su punto, muy muy rico.
Los postres no se elegían y era un plato con un trozo de tarta de queso (espectacular), una tarta de arroz con leche que me encantó a pesar de no gustarme el arroz con leche habitualmente y una espuma de castañas que me dejó indiferente.
La carta de vinos es muy limitada, sin cosas demasiado interesantes, todo Rioja.
Una muy buena cena con una RCP impresionante. Merece la pena.
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