Nunca una gran comida ha estado tan mal servida. Nunca un lugar tan

Nunca una gran comida ha estado tan mal servida. Nunca un lugar tan paradisiaco ha sido borrado por un servicio que no sirve los quesos...porque es muy tarde, que no sirve el vino mientras nuestros platos se enfrían (me negué a hincarle el diente hasta no tener servida la copa).En fin, la velada la salvó el protagonista, Michel Portos, que con su buen hacer maquilló el desastroso equipo de sala. Pedimos un menu "inspiración del momento" que se centraba en los productos de temporada y un forfait de vinos que acompañó bien los platos (cuando teníamos vino en la copa, claro). Más que centrarme en detalles de uno u otro plato, me pareció en general una comida fría, higiénica, no emocionante, de cierto genio y muy bien elaborada. Algún entrante tenía un marcado sabor a nevera, y lo que colmó el vaso del mal servicio fue que nos pusieron un Domaine Dujac entre el último plato y el primer postre! . Ah, hablan de darle la segunda estrella, como se la den menudo insulto a los restaurantes españoles con dos estrellas. Tengo una teoría, en España a todo restaurante con estrella hay que sumarle otra para poder compararlo con los franceses...

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