Que conste que la comida no estaba nada mal. Producto bueno y cocciones

Que conste que la comida no estaba nada mal. Producto bueno y cocciones notables. Eso si, es un restaurante de esos de "copy & paste" más preocupados por ofrecer "cocina espectáculo" descaradamente copiada, atreviéndose con todo, desde la tortilla de patatas líquida del gran Marc Singla, hasta el paseo por la Havana o el perfume Calvin Klein de Jordi Roca, que de ofrecer una buena cocina basada en en la tierra y el paisaje. En la restauración pasa como en los vinos: falta terruño y sobra espuma. Reyes de la espuma hay muy pocos.

En cuanto al vino... pasable. Carta correcta con notable mayoria -bien- de productos de la zona, aúnque mal ordenados como vino tinto, rosado, blanco y "alta expresión". Da rabia no?. Bien las copas, bien la separación entre mesas. Bien el precio, 27 euros por un menú con gran variedad de platos a escojer y con una calidad más que correcta. Mal el servicio, muy mal. Apresurado, torpe; jefe de sala nefasto. Incapaz de cambiar las patatas fritas por un puré a mi hijo de 2 años o de ponerle un platito con 3 bolitas de sandia de las que se ofrecian como acompañamiento en unos buenos postres del menú. Patético. Cocina industria. Marc Singla o Joan Roca se hubieran desecho por satisfacer los deseos gastronómicos de un bebé de 2 años. Ellos son grandes cocineros.

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