Pequeño y coqueto local inspirado como su nombre indica en un Bistrot

Pequeño y coqueto local inspirado como su nombre indica en un Bistrot parisino. Es atractivo y acogedor, aunque las mesas, en especial las de dos comensales, tienen poco espacio de separación entre ellas.
Ofrece una cocina de inspiración francesa con una carta bastante exigua que repasa varios de los más conocidos platos la gastronomía del país vecino (caracoles de Borgoña, confit y magret de pato, ostras, quesos, chocolates …). Platos bien elaborados y raciones abundantes, aunque quizá un poco densas para lo que estamos acostumbrados.
Interesante carta de vinos con pocas referencias pero muy bien escogidas y sobre todo muy poco comerciales. Hay buena oferta del Jura, Langedoc, Provenza, Bandol y otras zonas francesas poco conocidas. Precios correctos y copas simplemente adecuadas.
A mejorar el servicio, nativo francés, voluntarioso, pero no muy bien formado especialmente en el servicio del vino. Hay que prestar más atención en ciertos detalles (no se pueden llenar las copas de vino a la mitad).
Interesante este local para degustar especialidades y vinos franceses en un ambiente muy francés. Precio medio unos 30 euros sin vino.

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