Llegamos a las 9,30, la barra estaba a tope y la sala casi a tope, con un grupo de 15 y varios grupos de 8 como el nuestro. La atención recibida fue cariñosa y eficiente, la maitre nos cantó los platos (no entiendo porqué no hay carta escrita), elegimos almejas a la plancha con refrito de ajos y guindilla, tortillas de bacalao, revueltos de hongos y ensaladas de ventresca, todo excelente. Como segundos pedimos chuleta para tres, ( más otros dos que también picotearon de ella) , era de un kilo, con poco hueso y dijeron que estaba deliciosa, con sabor y al punto que habían pedido. Los demás pedimos rape y troncos de merluza, también muy satisfacorios. La repostería de la casa, variada y buena: mil hojas con fresitas, mousse tres chocolates, pastel de crema con piña y coca de llavaneras. Cayeron tres botellas de vino, de la casa, y algunos cafés y chupitos. Y salimos de allí muy contentos, después de pagar la cuenta, que ascendió a 301€. Por supuesto, repetiremos!