Sorprendente

Ubicado en una antigua casona linarense. Decoración mezcla de clasicismo rústico y modernidad. Nos sentaron en uno de los salones de la planta superior. Mesas amplias y con buena separación. Echo en falta una mantelería a conjunto. Vajilla curiosa: algunos platos me recordaban a los de mi abuela y otros eran puro diseño. Servicio afable y atento, aunque algo falto de profesionalidad. Nos ofrecieron un menú degustación por algo más de 40 euros y una carta no muy amplia pero ciertamente prometedora. Carta de vinos bastante surtida, especialmente si tenemos en cuenta que se trata de un local en Linares. Precios por encima de x2. Copas francamente mejorables y nada acordes al local. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado.

Dada la extensión del menú degustación, nos recomendaron elegir a la carta, y así lo hicimos. Empezamos con unas aceitunas que no me entusiasmaron, por mucho que mi esposa me explicase que eran las típicas de la zona, y un aperitivo de crema de morcilla sobre una fina lámina crujiente (11,-€ ambos platos). También nos ofrecieron un aceite (no recuerdo el nombre) que probamos con casi la media docena de panes diferentes que elegimos (1,21€ por persona). Pedimos:

- "Pipirrana de trucha de Cazorla" tratada como un ceviche en jugo de pipirrana y Picual (12,-€) - Delicioso y refrescante.
- Arroz tostado de ibéricos con cereza y anguila ahumada (12,50€) - Jamás pensé que las cerezas (de Torres en este caso) fuesen bien con el arroz. Craso error. Fantástica combinación. Me encantó.
- Taco de cochinillo con manzana picante y salsa barbacoa (18,50€) - Piel crujiente. Carne que se deshacía literalmente. Salsa barbacoa algo más dulce que la que acostumbro a tomar, aunque deliciosa. Excelente.
- Ventresca de atún con verduras (22,-€) - No la probé, pero a mi mujer le encantó.

De postre:

- Torrija (5,50€) - El aspecto no me recordó mucho a una torrija, pero me supo a gloria.
- Soufflé de chocolate (4,50€) - La verdad, no podía más y no lo probé, a pesar de que mi mujer intentó tentarme. Su aspecto y aroma eran realmente prometedores.

Para beber, una botella de agua de 0,75 l. (1,98€), una botella de Avancia Cuvée de O 2013 (22,-€) servida a buena temperatura con su cubitera y una copa de Victoria nº 2 de Jorge Ordóñez (3,85€) para redondear el festín.

Presentaciones muy cuidadas, combinaciones sorprendentes, raciones de buen tamaño, precio increíble. Lástima que me pilla tan lejos de casa. Con todo, volveremos, a pesar de las copas de vino, cuando el clima nos permita soportar el menú degustación :-D

El precio corresponde a lo que tomé yo.

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