Despues de la obligada consulta en Verema y gracias a los consejos de creibles foreros ( en este caso Lair75) nos decidimos por ir a comer a Gayarre ya que en viaje de vuelta de Barcelona el Tomtom nos indicaba que a las 14,20 estariamos en el restaurante.
El desvio desde la carretera general supone unos 3 kms por la carretera del aeropuerto, es decir unos 5 minutos, que se compensan sobradamente al acceder al lugar donde hay amplio aparcamiento y una agradable sensacion de paz al disfrutar de la vista de un cuidado jardin. Vimos que el lugar tiene una zona de banquetes y de hecho en una carpa se veia un grupo de comensales. Este hecho, que simpre preocupa, por pensar que puede afectar al servicio, en este caso paso tan desapercibido que acabo de recordarlo ahora mismo al escribir el comentario. El servicio de la zona de restaurante, por lo que vimos es exclusivo de esa zona.
El salon del restaurante es amplio y muy luminoso y no shabian asignado una mesa en un agradable rincon separada (afortunadamente) por un biombo de la mesa de al lado que se ocupo por un ruidoso grupo de 4 personas. Tan solo otras 4 mesas se ocuparon.
Rapidamente nos hicieron entrega de la carta, carta de vinos y otra carta con un menu por 30 euros que tenia muy buena pinta. Pero finalmente nos decidimos por la carta.
En cuanto al vino el sumiller se acerco y le pedi que me recomendara un vino de la zona. Rapidamente me nombro 3 o 4 que conocia y ante mi frase : “que sea poco conocido”… nos recomendó un gran descubrimiento : 8.0.1. de bodegas San Valero de Cariñena. Un coupage de 3 variedades con 8 meses de barrica que con la comida fue ganando en nariz y quedando a la altura de cualquier gran vino. Fueron 19 € su precio.
En cuanto a la comida compartimos 2 medias raciones, mas que abundantes:
- Borrajas con arroz y almejas. Muy buenas. Excelente verdura y 2 buenas almejas
- Revuelto de trufa del MOncayo. No me gustan este tipo de platos porque normalmente abusan del aceite con aroma a trufa para darle sabor. Pues bien, aquí el plato era simplemente huevo revuelto con trocitos de trufa que tenia el aroma justito pero que en mesa rayan generosamente trufa de verano. Muy rico
Los segundos fueron:
- Costillitas de lechal. Hacia tiempo que no comia unas chuletitas tan tiernas y diminutas.
- Trio de hamburguesas. 3 minihamburguesas, una con foie, otra con gorgonzola y la otra no fui capaz de identificar la salsa.
Ambos platos con unas patatas paja reblandecidas que fueron lo peor de la comida junto con el pan que si bien nos ofrecieron 3 variedades: Chapata, integral y cebolla, los que probamos y especialmente el integral estaban duros y secos.
Comentar que el aperitivo , que cobran (creo que a 2€) consistio en una pequeña sarten con chistorra y un plato con pan tostado, tomate natural rallado y aceitunas negras. Bueno.
Solo pedimos café al terminar.
EN la sobremesa fue cuando vinieron las sorpresas. En primer lugar nos obsequiaron con un plato de esplendidas cerezas de la zona. Magnificas.
Y seguidamente se acerco el sumiller ( Chechu) para interesarse por el vino y asi empezo una interesante tertulia dobre vinos de la zona y sobre algunas aficiones curiosas sobre antropologia alimentaria. Fue un rato mas que agradable que culminó con la grata sorpresa que nos regaló dos botellas de vino (de los que no encontrariamos en Madrid) : el Pago de Ayles (ojo, no Ayles a secas) y un Pago del Moncayo. Por ciertom del primero ya hemos dado cuenta y es un vino estupendo de facil beber.
Nos marchamos del restaurante con una satisfaccion de las que pocas veces se tienen tanto por la comida, mas que correcta como el sorprendente detalle que tuvo el sumiller.
La cuenta fueron 84 euros y por supuesto se nego a cobrarnos las botellas. No se puede pedir mas. Un gran detalle.
Vimos que tenia carta de GT’s pero quedaban 250 kms a Madrid….una pena
Totalmente recomendable
Nos dijo que era la medida que se les daba a los soldados romanos antes de la lucha.. para que fueran "bravos" pero que no se cayeran de la borrachera... Desconozco si es verdad. Pero es curioso... Lo de la capacidad pulmonar al soplar ya lo habia oido antes y tiene sentido. Saludos
Hace ya mucho que no paso por alli, pero Miguel Angel el jefe de cocina tiene mucha mano y Chechu el metre igualmente.
Si as disfrutado pasa en otoño cuando empiece la temporada de setas, es espectacular.
Como dato curioso te puedo decir que no gasta aceite de trufa solo producto natural.
Jaja! No estuvo mal.
Recuerdo que en su día eran una cocina que partiendo de la tradición navarra y aragonesa, innovaban algo. El ejemplo, el mousse helado de pacharán. Mmmmmmmm
El syrah está bueno, muy bueno, pero todavía mejor su garnacha...
Ya nos contarás
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