París bien vale una misa

Y si hay que ir con chaqueta, se va.

Pocos restaurantes tienen el privilegio de contar con un entorno tan espectacular y de tan maravillosa arquitectura.

Los salones interiores impecables, la terraza increíble, las vista de la Gran Vía impresionantes, una perspectiva inédita de la cuadriga de Higinio Basterra invitan al disfrute de la velada.

Mesas amplias, inmaculadas, perfectas la vajilla, cristalería y cubertería.

Servicio de sala cercano, atento, haciéndote sentir cómodo y de una profesionalidad indiscutible.

Entre snacks, tapiplatos, postres y las locuras del casino contamos 23 platos.

Si tuviese que hacer mención especial de alguno creo que me quedo con las castañuelas ibéricas (glándulas salivares del cerdo) y los judiones (falsos) con almeja.

Exquisita y de gratos recuerdos (Cala Montjoi en el 2004??) la croqueta liquida.

El servicio de vino a gran altura, si bien hubo que esperar unos minutos a que se enfriase el cava que elegimos. La carta cubre todos lo palos, interminable libro, mejor pedir consejo al sumiller.

La sobremesa se remató con unos GT, pero la carta de espirituosos te hace dudar si volver al whisky, interminable la selección.

En definitiva uno de los mejores entornos que podemos encontrar para una cena tranquila y de un nivel gastronómico sobresaliente.

PD: Entramos a las 21:30 y salíamos a las 02:00, así que nada de agobios, nada de prisas, muy, pero que muy agusto.

  1. #1

    Gabriel Argumosa

    El entorno de este restaurante tenia, que disponer de un capitulo "plus".

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