Precioso local del Born-La Ribera muy cerquita de la iglesia de Sta. Maria del Mar. Ha sufrido quizá una afluencia excesiva de turistas que frecuentan los cercanos y ruidosos locales de cubata de garrafón, cosa que le resta encanto al antiguo palacete donde se encuentra ubicado. Se aprecia una esmerada decoración, con luz ténue y música clásica o jazz.
Buena selección de vinos por copas y grandiosa carta de caldos ordenada por D.O.s, con numerosas referencias extranjeras. Buen servicio cuando se encuentran los responsables del lugar (en su ausencia, uno de los camareros me insistió en que un blanco imbebible estaba bueno). El mayor inconveniente del "Va de vi" es el precio del vino, lo encuentro disparadísimo (hasta tienda x3).
No opino de la comida (pongo el neutro "3" de siempre) porque no probé nada aparte de unos picatostes.
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