En plena huerta.

Nuestra primera visita a este restaurante (y eso que vivimos a menos de 3 km.) ha satisfecho las expectativas.
Hemos pedido que nos confeccionaran un menú degustación y que lo maridaran. Como sólo tenían abiertas un par de botellas nos han traído manzanilla para el primer entrante (fabulosas anchoas con esgarrat) y nos han sugerido un tinto italiano para el resto de la comida que ha cumplido con creces.

El segundo entrante eran unas croquetas de bacalao con mucho pimentón, también buenas.

El tercer y último entrante era calamar con ajetes y habas, bueno.

Los platos principales: atún a la plancha con pisto y entrecotte (con algún que otro nervio, pero buena carne en definitiva).

Los postres son excelentes. Nos han servido tres porciones: una de tarta de piñones (sublime), otra de chocolate blanco con frutos rojos (muy buena) y otro de chocolate (buena).

Nos han invitado a unas copas de garnacha dulce y a un gin-tonic. Se agradece.

El local estaba lleno, y no me extraña. La mayoría ha pedido arroz como plato principal, pero eso de tener madre arrocera... ;)
En resumen: lugar recomendable. Parecido al cercano y también recomendable Lluna de València pero con mejor trato del vino.

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