Local moderno, donde antes había otro restaurante. La falta de luz, lejos de darle intimidad, le da un aire de escasez y penumbra. Además, es muy ruidoso, cosa poco habitual en los locales de ese estilo. Pan correcto. Ponen unos aperitivos pretendidamente clásicos y sencillos. Comida correcta, pero todo pasado de cocción (gambas, magret, civet de rabo). La carta de vinos es correcta, sin alardes. Tomamos un San Román muy bueno, aunque hubiese requerido 2 ó 3 grados menos de temperatura. Postres poco destacables. Precio: unos 40 Euros por persona, sin el vino.
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