Con ski o sin ski, cocina maximalista

En uno de los pasos montañosos entre Castilla y Asturias se sitúa este restaurante justo en la frontera interterritorial en el municipio habitado más alto de la provincia y como buena opción a los esquiadores de la estación que lleva el mismo nombre. No es necesario ir en invierno ya que el local, muy de kilómetro cero, tiene suficiente entidad para todo el año y eso que solo hay 12 habitantes en el pueblo contando a los dueños.

Inagurado en el inicio de la pandemia es ahora cuando empieza a respirar. Buenos mimbres tiene con Héctor y Pepe Cosmen formados con su tío en Cruz Blanca de Vallecas (mejor cocido madrileño hace unos años) de donde han sacado sus buenas recetas de platos de cuchara que les ha llevado al premio de Mejor Pote Asturiano en 2022 y campeón de España; y eso aquí tiene gran mérito y reconocimiento.

El edificio es característico de lugares de alta montaña, recuerda mucho a los de los Alpes, junto a la carretera general a 1500 metros de altitud, de muros gruesos, techos de pizarra muy inclinados. Grandes ventanales permiten disfrutar del paisaje de montaña y ver hasta la telesilla de la estación de ski; hay una mesa que mira al sur que es la que tiene mejores vistas y ahí nos quedamos porque estamos solos (luego entró otra pareja y algún vecino a tomar unas cervezas). Las mesas amplias (necesario por el tamaño de los platos) con mantel y servilletas de tela, buenas copas, cubiertos y vajillas muy adecuados y una cocina clásica de producto en raciones que en realidad son platos para compartir entre dos; tanto es así que después de encargar la comanda, el camarero, asturiano, nos comenta "son Vds de buen comer, sin duda". Efectivamente lo somos, pero podíamos haber comido cuatro sin problemas, y esa ha sido el primer recordatorio de que ésto va en serio, ésto es Asturias y no hay cocina minimalista sino maximalista.

A la entrada hay una larga barra con muchas botellas de diferentes vermuts y vinos de la zona, lo que es una buena tarjeta de visita. Para beber y con carretera por medio, nos limitamos a un vermut Petroni blanco y una copa de Cepas Viejas 2019 bien servidos y aconsejado; agua Cabreiroa grande para empujar junto a un muy buen pan de hogaza en rebanadas con una corteza contundente y una miga superesponjosa proveniente de la cercana Caldas de Narcea, del horno de Mani (hay que ver qué horno, además de pastelería, cafetería y heladería/chocolatería -visita imprescindible-); vamos bien.

La carta de comidas está muy centrada en platos de cocina local, muchos de los llamados "platos de cuchara" y con sus propias patatas, carnes, verduras..  Elegimos para dos viajeros:

. aperitivo de la casa: cecina embuchada y un salchichón de vaca y de cerdo. Muy sabrosos y de un color oscuro llamativo por la presencia de carne de vaca en ambos preparados. Muy bien.

. oreja a la plancha: pensamos que iba a estar crujiente como se prepara en otras zonas pero no queda melosa, similar a unas manetas (pie de cerdo). Muy bien.

. caldereta de pastor: pensamos que iba a ser como clacereta de cordero, pero no fueron 5 trozos grandes de carne cocida jugosa y tierna, todo sabor con unas patatas fritas de su propio campo y en cantidad como si no hubiera mañana. Pasa por un plato principal para compartir entre dos.

. pote asturiano: un caldero a para ir sirviéndote de pote con berzas y patatas de la huerta más el añadido del compango asturiano de gran calidad. Imprescindible.

. lengua estofada a baja temperatura en horno a la brasa : una bandeja (que no plato) de muchos filetes de lengua estofada y de nuevo patatas caseras perfectamente fritas (puede que algo hervidas previa?) crujientes por fuera y en ración superlativa. Muy bueno.

. costilla de vaca asturiana asada a baja temperatura en horno a la brasa: una ración fácil para 2 persona aunque en carta está la versión XL que dicen para dos y seguro que comen cuatro. La costilla supercarnosa, tierna pues queda como carne mechada, con una buena salsa y patatas para comer y llevarte en un tapper. Me plantearía hacer un corte argentino a la carne para mantener más la sensación de carne prieta; en cualquier caso, muy buena.

. tarta de la abuela: versión de la clásica tarta de galletas pero mojadas y recubiertas en chocolate, manteniendo una textura la galleta muy interesante y alejada de estar blandengue. Muy bien.

Un par de buenos cafés y, por cortesía un  orujo de hierbas que basta ver el tamaño para que no quepa duda y para entrar en calor a la salida, porque aquí ya están por debajo de los 10º con viento y leve lluvia y se ven las telesillas empezando a engrasarse y moverse anunciando el invierno. Ojo que viene curvas (no muy cerradas pero muchos, muchos kilómetros de curvas) para bajar el puerto.

La cuenta es alta pero podíamos haber comido cuatro sin problemas, basta ver los precios de la carta. Si hacemos valoración calidad-cantidad/precio sería mñas que excelente. Esto es cocina maximalista, (no kilómetro)) metro cero.