El restaurante es muy conocido en Ezcaray, y también es conocido que sus precios no son precisamente bajos.
El local está bien, rústico, cálido, acojedor, con una parte del comedor más resguardado para ofrecer cierta intimidad y el resto abierto.
Fuera tiene la tienda de vinos de la que también se surte el restaurante en la que puedes encontrar gran variedad de vinos (sólo de Rioja) y de numerosas añadas.
El servicio me pareció muy correcto y amable.
Pedimos, para 4, una ración de foie micuit de pato con pasas en tubo de cecina, que aunque no muy generosa, la verdad es que estaba muy rico.
También, para picar, morcilla asada sin piel sobre cama de patata y crema de pimientos. También muy rico, aunque sigue sin ser muy generosa la ración, más para compartir.
De segundos dos lomos de lubina salvaje (muy rica) y un cuarto de cordero lechal (para dos) que estaba bien, sin más, los he probado mucho más ricos.
De postre crepe con helado de vainilla y crema de naranja. Bien.
Para beber, tan sólo una botella de Florentino Martínez Reserva Selección Especial 2001.
Pagamos exactamente 40 € por persona.
La verdad es que esperaba un poco más de este lugar tan conocido de Ezcaray.
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