Un futuro prometedor

Reunión periódica de un grupo de buenos amigos de esos que disfrutamos sentándonos a la mesa y degustando buena gastronomía y buenos vinos. Todos ellos son de la vecina localidad de Xàbia por lo que solemos visitar restaurantes de esa ciudad. Local de reciente apertura, en plena desescalada, en un bajo del mismísimo centro que ya ha albergado otros negocios hosteleros con gran éxito entre la población xabienca. Decoración sencilla, pero acogedora que invita al relax y al disfrute. Hay una zona de mesas altas a la entrada seguida de un salón desde donde se puede observar el trabajo pausado y concienzudo del equipo de cocina.

Al frente del negocio dos jóvenes cocineros con sobrada experiencia en sitios de renombre de nuestra Comunitat y de más allá. Uno de Moixent, otro de Sueca buscaban, según nos comenta el segundo, establecerse en ésta nuestra comarca (cosa que nos alaga) por la efervescencia gastronómica que se vive en ella. Mientras buscaban locales disponibles en diferentes localidades de La Marina, les salió esta oportunidad y aquí se han quedado. Esperemos que para bastante tiempo.

Carta de inspiración mediterránea que se nutre de la amplia despensa regional y del país y con una serie de propuestas, no excesivas, que tienen como común denominador la potencia y persistencia sápida en cada plato. Escabeches, largas cocciones, fondos reducidos, ahumados… son algunas de las técnicas que se usan en pos de ese objetivo.

Compartimos todos los platos al centro de la mesa:

- Ensalada de tomate raff, sardina en escabeche, hinojo marino y cogollos de lechuga a la brasa: plato templado de temperatura, pero que resulta fresco al paladar. El toque de la brasa se nota y se realza con un buen aceite de oliva.

- Coca de la abuela con “mullador” valenciano y bonito: Riquísima la masa de las cocas y sabroso el pisto de tomate y pimientos. Tradición.

- Coca crujiente de maíz con alitas de pollo glaseadas: Plato estrella de la noche. Las alitas de guisan a conciencia, se deshuesan y se glasean con un resultado excepcional. Repetimos.

- Coulant de patata y huevo, sobrasada de La Marina y crujientes de chirivía: Técnica sorpresiva la del puré que esconde el huevo líquido en su interior, a imitación del conocido postre. Los embutidos de la zona siempre han gozado de buena fama y esta sobrasada no sesentona para nada en el conjunto. El uso de los tubérculos como huella imborrable de la formación de los cocineros en casa de Ricard Camarena.

- Pescado del día con suquet marinero, fideos de calamar, dulce de ajo y picaeta: nos sirvieron pargo, creo recordar. Aun tratándose de un muy buen pescado y excelentemente cocinado, fue el suquet quien se llevó todo el protagonismo. Excepcional, de una concentración sápida notable, de las que dejan un buen recuerdo por mucho tiempo.

- Presa de cerdo a la brasa, mostaza y berenjena en texturas: Conjunto sin excesiva complicación pero del que se disfruta por la marcada presencia del sabor de las ascuas. Disfrutando.

- Paletilla de cordero, quínoa, zanahorias a la brasa y crema de yogur-jengibre: Otro preparación que lleva su tiempo con un resultado excelente. Carne extremadamente tierna y contrapunto fresco y divertido con la salsa de yogur y jengibre.

- Crema de fruta de la pasión, mantequilla, galleta de almendras, espuma de coco y granizado de menta: fresco, fresquísimo, reconfortante y divertido. Muy recomendable en periodo estival.

- Melocotón, maría luisa, amaretto y vainilla: en la línea de sutiliza y ligereza que su predecesor, aunque bastante más goloso y menos innovador.

- Nuestra tarta de manzana: sin tratarse de una deconstrucción “al uso”, sí que se presentan los diferentes elementos por separado: la fruta, el bizcocho, el helado… Rica.

Excelente selección de vinos, que no carta pues no la hay como medida preventiva ante la situación que estamos viviendo. Todos los vinos se exponen en las estanterías del salón y se puede elegir de ellas. Tomamos Sericis cepas viejas Merseguera (DO Valencia), Pazo do mar (Ribeiro), Impromptu Sauvignon Blanc (Bodegas hispanosuizas), Montcabrer Cabernet Sauvignon (Vins del Comptat), Bigardo (tinta de Toro).

En definitiva, comimos muy bien, tomamos buenos vinos y disfrutamos de un trato y un servicio bastante más que correcto: afable, cercano e informal. Local a seguir muy de cerca si consiguen navegar en mares tan revueltos como los que nos embargan en la actualidad ¡Ánimo!

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